¡Hola desconocido! No sé de que
forma llegaste a aquí, tal vez estabas aburrido, o empezaste a buscar cualquier
cosa, o quizás si buscabas algo como esto pero no esperabas llegar a este blog.
Hay muchas posibilidades.
Lo que sí sé es que ya que te has
tomado el tiempo de abrir una nueva puerta, por lo menos puedo ofrecerte una
delicia recién salida del horno (no te preocupes, no pienso engordarte para
comerte).
Esta es la primera reseña que voy
a hacer y he decidido hacerla lo mejor posible. Pero mejor dejo de dar charla y
vamos a ello, hoy hablaremos de…
En el colegio tenemos una
profesora de Lengua y Literatura que, tras la insistencia de muchos de sus
alumnos, lleva adelante un taller de lectura. Allí nos pasamos libros, hablamos
de nuevas publicaciones, vemos películas y comemos; la profesora misma
nos presta muchos de sus libros.
Este en particular le fue
conferido a una amiga mía, que estaba muy deseosa de leerlo. Sin embargo ahora
está en mi posesión debido a que ella leyó los primeros capítulos y como no era
lo que esperaba lo dejó, y aunque yo tengo muchas lecturas pendientes me
enganché al instante. Cuando terminé de leerlo no tenía palabras para
describirlo, porque es una historia sinceramente maravillosa, sumergida en un
mundo mágico y fascinante al que me gustaría pertenecer. Así que ahora tengo
dos trabajos, dar la mejor perspectiva sobre esta belleza de la literatura y
convencerla a ella de que vuelva a leerlo.
En esta obra, Laura Gallego nos
lleva al territorio del Antiguo Reino, que ahora se encuentra dividido en mucho
pequeños países, donde conviven ogros, brujas, objetos mágicos, reyes y, por
supuesto, las hadas madrinas.
Estas últimas son siete hadas,
que eligieron dejar el Reino de las Hadas para convivir con los humanos y ayudarlos
en todo lo que pudiesen. Una de ellas es Camelia, la protagonista de la
historia, quien ha cumplido a la perfección con su trabajo por más de
trescientos años. Teniendo más de un ahijado a la vez, y pese al trabajo que
eso implica, jamás se ha arrepentido de la decisión que tomó tantos años atrás.
Pero ahora se encuentra en un auténtico cruce de caminos.
Sus compañeras están empezando a
considerar dejar el mundo humano, no solo por el desagradecimiento de sus
niños, que a menudo no saben siquiera sus nombres, sino también porque desde
hace tiempo que no reciben ninguna noticia de su Reino, ni de la Reina de las
Hadas. Al mismo tiempo, Camelia se encuentra cada vez más exhausta y sus
poderes están totalmente divididos en todos los niños bajo su protección,
viéndose así reducidos.
La acción estalla cuando
Orquídea, una de sus amigas, le pide que se haga cargo de uno de sus ahijados.
Se trata de Simón, un joven mozo de cuadra totalmente común, tan común que
ninguna princesa se fijaría en él. Esto es un serio contratiempo, porque se ha enamorado
total y perdidamente de la princesa Asteria de Vestur, por lo que necesitará
toda la ayuda que su madrina pueda brindarle.
A partir de ese momento Camelia
se ve enredada en diversas aventuras, una más emocionante que la anterior, en
las cuales no solo tiene que enfrentarse a toda clase de obstáculos, sino que
también debe poder combinarlas con las necesidades de los otros niños y jóvenes
que están a su cargo.
Me encantaron las descripciones,
porque no eran muy cargadas pero con unas cuantas palabras te pintaban una
escena entera y me transportaba totalmente, podía sentir el calor del fuego en
la acogedora casa de Camelia y el silencio de las noches. Además hay algunas
escenas de mucha tensión en las cuales, en mi opinión, la imagen que te genera
juega mucho a favor.
En cuanto a los personajes, debo
decir que son de mi estilo favorito. Los que son buenos tienen sus defectos y
cometen errores, los malos tienen motivos válidos para ser malos. Tampoco aparecen
personajes porque sí, teniendo cada uno algo que aportar a la historia y no
siendo simplemente un relleno que solo dice una frase graciosa. Y eso que hay
una buena dosis de humor.
Ahora hablemos un poco de la
estructura y dinámica del libro. Me pareció sumamente rápido de leer, sobre
todo porque los capítulos eran cortitos, a lo sumo de tres o cuatro páginas.
Algo sumamente conveniente, porque cuando me decían “Ya es tarde. Apaga
la luz” podía responder que ya terminaba el capítulo y efectivamente así era, lo que no ocurría efectivamente es que yo apagara la luz.
A menudo nos encontramos con historias
adentro de otras historias. Muchas veces son cuentos que Camelia le relata a
sus ahijados, pero también hay ocasiones en que un capítulo trata algo ocurrido
tiempo antes para que se entienda. Esto obliga al lector a estar atento y da la
posibilidad de abrir nuevas puertas, imaginando como podrían continuar esas
historias.
Algo que me ha gustado mucho es
que les diera un nuevo formato a los cuentos infantiles, pero sin que estos se
convirtieran en la historia. No es que sea una nueva versión de Caperucita Roja, sino que es una
historia completamente nueva, donde se hacen guiños a este relato y a otros,
como Hansel y Gretel, El gato con botas, o
Rapunzel.
En conclusión, es un libro que me
ha encantado, por su historia, que es totalmente emocionante y atrapante, sus
personajes, que no son planos a diferencia del típico príncipe tirado a
canchero que rescata a la indefensa princesita, el escenario y esa forma que
tiene Laura de hacer que regresemos a la infancia mientras que les da un nuevo
matiz y trasfondo al “vivieron felices y comieron perdices”
Y tu ¿Qué opinas? ¿Te dejarás atrapar por los encantos y encantamientos de este libro? ¿O se lo pasarás a esa amiga/o que seguro queda fascinado?
¡Nos leemos!